sábado, 4 de febrero de 2012
Puro Arte
En casa siempre hubo uno o dos gatos o en su defecto diversas mascotas. De chicos amábamos tener mascotas. Entre aquellas mascotas que tuvimos había una gata en particular que le gustaba hacer cosas no tan comunes. Por ejemplo, dormía en la cuna de mi hermana pero no sobre la colcha como los gatos normales sino que debajo... Por lo que siempre había un bulto en la cuna aunque la hubieran tendido. Era muy pero muy fanática de las cosas con grasa o dulces entonces había que estar pendiente de no dejar nada sobre la mesa o la mesada a la intemperie. Pero bueno, ¡Andá a explicarle eso a mi papá!... Él dejaba todo así nomas y pobre del que osara tocar algo. Una buena mañana, en uno de sus descuidos, dejó la manteca sobre la mesada, la cual era una tentación para cualquier fanático de la grasa. Se va al baño y cuando vuelve ¿Quién podía estar a puro lengüetazo en la mantera? La muchuchita (si, ese era su nombre). ¿Y qué pudo haber hecho mi viejo?... Una escultura de la cara de la gata en la manteca del tremendo cachetazo que le dio en la nuca.
viernes, 3 de febrero de 2012
¡Cuidado! No todo es lo que parece
Era una tarde de verano. Eramos dos chicas de secundario dispuestas a salir al parque Sarmiento a tomar mates, jugar al volley y por supuesto desviar nuestras miradas a cualquier individuo atractivo que anduviera por ahí. Esa tarde había sido casi perfecta. Clima perfecto. Chicos corriendo con el torso al descubierto, perfecto/s. Hasta nos habíamos tirado en el pasto a descifrar las nubes. Todo iba como imaginado, casi como soñado. Hasta que vi una botella de plástico en el piso cortada por la mitad que entorpecía mi día. Parecía que tenía té... o mejor dicho deshechos humanos y bueno no tuve mejor idea que patearla. En cuanto lo hice apareció un viejo de la calle que gritaba "noooo, mi vino nooooo". Tuvimos que salir corriendo para escapar de la furia del casi "señor viejo de la bolsa"...
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